La nueva realidad

3 de enero de 2013
Todo cambio es traumático y supone un esfuerzo de adaptación, y es obvio que vivimos un tiempo de cambios vertiginosos. Como sindicalistas y como representantes de la UGT tenemos la obligación y el deber de preguntarnos si realmente como Organización estamos sabiendo adaptarnos a esta nueva realidad social, laboral y sindical. Y cuando digo “adaptarnos a la nueva realidad” no me refiero a convivir lo mejor posible con ella, sino a luchar de un modo eficaz contra tanta consecuencia traumática y nefasta para la clase trabajadora.

El modelo sindical de las últimas décadas, que tan buenos resultados dio en el pasado, no está resultando ahora tan eficaz, y a los resultados, que hablan por sí solos, me remito. Estamos obligados a preguntarnos si nuestra Organización no está cargando con la herencia de una estructura demasiado burocratizada, rígida o costosa, y si en la realidad de los tiempos que vivimos resulta poco práctica o resolutiva para afrontar tantos nuevos retos. Desde una organización sindical con más de 120 años de historia tenemos que der respuestas claras y contundentes a los problemas laborales y sociales que se están produciendo en nuestro país, y a un nuevo escenario donde ya nada es igual que ayer. Prueba de ello es la ausencia en ese escenario de la que ha sido la piedra angular de nuestro avance sindical, la negociación. Es evidente, que la primera obligación de un sindicato es la de representar y defender los intereses de los trabajadores mediante la negociación, pero esto sólo puede ser así cuando existe la negociación, y en la actualidad sólo existe la imposición en sus diferentes modalidades. La negociación brilla por su ausencia, pero los sindicatos no podemos ni debemos esperarla eternamente, no podemos ni debemos pararnos, y en esta lucha tenemos que saber encontrar alternativas a la mesa de negociación capaces de frenar esta involución salvaje.

Pienso que el gran valor de la UGT es y tiene que ser su potencial humano. Recuperar la militancia activa dentro de nuestra Organización, potenciarla, alimentarla, valorarla y hacer de ella la bandera que tantas veces ondeó nuestra Unión General de Trabajadores es el primer gran paso para encontrar soluciones y hallar el camino, ahondar y avanzar en esa militancia que realmente siente el sindicalismo de clase como un principio de lucha obrera e igualdad social. Creo que los tiempos de las grandes estructuras internas están pasando ya a mejor vida, que los recursos tanto económicos, cada vez menos,  como personales, que siguen siendo inmensos, tienen que estar orientados a la acción y a la realidad que vivimos, que tenemos que dejar de mirarnos en el espejo de nuestra estructura, donde sólo vemos lo que queremos ser, para no dejar de mirar lo que somos y lo que logramos para una clase trabajadora que hoy nos necesita más que nunca. Las bases, nuestros afiliados y los trabajadores y trabajadoras en general, son el primer eslabón en la larga cadena de desencanto con la situación actual.

El sindicalismo es el gran muro que se mantiene entre el poder voraz y sin escrúpulos del capital y la clase trabajadora, y por ello siempre estaremos desprestigiados, acosados y amenazados por aquellos que quieren siervos y no trabajadores, los que quieren una sociedad de ricos y pobres, los que quieren una sociedad donde predominen las desigualdades para así someter a la gran mayoría a la ignorancia, a la pobreza y al desamparo. Sólo nuestro compromiso día a día, nuestra presencia y nuestra militancia puede garantizarnos que esa intoxicación no calará jamás entre nuestra gente, entre tantos compañeros y compañeras que creen firmemente en nuestra organización.
Hacer autocrítica es doloroso, pero es parte del dolor de la adaptación, y si esta nueva realidad es un gran problema, también es cierto que es una gran oportunidad para que todos los hombres y mujeres de la UGT iniciemos un nuevo proceso de compromiso activo con los valores que representamos, entre los que destaca nuestra militancia moral, activa y real como la mayor herramienta para una victoria que de seguro alcanzaremos..

“Esforcémonos de modo que cada uno de nosotros pueda considerarse a sí mismo artífice de la victoria”

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